Con un tratamiento adecuado y un enfoque personalizado, es posible aliviar el dolor y recuperar el movimiento pleno.
Nuestro organismo es una maquinaria compleja diseñada para el movimiento, pero puede verse afectado por cambios mecánicos que desencadenan señales de alerta en nuestro cerebro. Estas señales, interpretadas como dolor, actúan como un sistema de alarma para protegernos y guiarnos hacia la restauración.
Un ejemplo común de este mecanismo es la tendinitis, una inflamación de los tendones que puede afectar diferentes partes del cuerpo, como el hombro o la rodilla. ¿Pero la Tendinitis dónde duele? En el caso del hombro, el dolor suele localizarse en la parte frontal o lateral, justo donde el tendón del supraespinoso, del bíceps o de otros músculos pasa por el espacio subacromial. Este dolor puede irradiarse hacia el brazo, dificultando actividades como levantar el brazo, peinarse o incluso dormir del lado afectado.
Por otro lado, la tendinitis de rodilla suele manifestarse como molestias en la parte anterior de la rodilla, especialmente debajo de la rótula (en el tendón rotuliano) o incluso en la parte posterior si se afectan otros tendones. Este tipo de dolor puede agravarse al subir escaleras, agacharse o realizar actividades de impacto.
¿Cómo curar la tendinitis del hombro o la rodilla?
El tratamiento para la tendinitis requiere un enfoque multifacético:
Reposo relativo y modificación de actividades
Es importante evitar los movimientos o actividades que agraven el dolor, pero sin caer en la inmovilidad total, ya que esto puede debilitar los tejidos afectados.
Terapia manual
Técnicas como movilizaciones articulares, masajes descontracturantes y trabajo sobre los tejidos blandos ayudan a reducir la inflamación y mejorar la circulación en la zona afectada.
Ejercicio terapéutico
Fortalecer los músculos que rodean la articulación es clave. Por ejemplo, para la tendinitis del hombro, ejercicios de fortalecimiento de los músculos del manguito rotador y de la escápula pueden aliviar la carga sobre los tendones. En el caso de la rodilla, el trabajo de cuádriceps e isquiotibiales ayuda a estabilizar la articulación.
Radiofrecuencia u otras terapias avanzadas
Técnicas como la radiofrecuencia Indiba pueden acelerar la regeneración de los tejidos y reducir el dolor.
Estiramientos específicos
Mejorar la flexibilidad de los músculos y tendones implicados, como los músculos del hombro o los isquiotibiales, favorece una recuperación más rápida.
Educación postural
Muchas tendinitis se desarrollan por sobrecarga mecánica o desequilibrios musculares. Identificar y corregir estos hábitos reduce el riesgo de recaídas.
Gestión del dolor crónico
Si la tendinitis persiste, podría haberse convertido en un problema más complejo. La reeducación del movimiento y técnicas para reducir la sensibilidad al dolor son fundamentales para restaurar la funcionalidad.
En resumen, la tendinitis, ya sea en el hombro o la rodilla, no tiene por qué convertirse en un obstáculo permanente. Con un tratamiento adecuado y un enfoque personalizado, es posible aliviar el dolor y recuperar el movimiento pleno. Si necesitas más información o deseas empezar un plan terapéutico, estaremos encantados de ayudarte.